Corría el año 2017, me encontraba cursando el quinto año de secundaria, segundo año de preparatoria o bachillerato para otros. Para mi fortuna y alivio, pude cambiarme del turno despertino al turno matutino, créanme que lo necesitaba. Ese año conocí nuevas personas, hice nuevas amigas, fue genial.
En una ocasión, un grupo de compañeros y yo nos juntamos en casa de uno de ellos. Comimos pizzas y he de admitir que estaban deliciosas, luego estuvimos conversando y los chicos se entretenían jugando con la Play Station.
Eran más de las 7:00 de la tarde, ya estaba oscureciendo pues apenas estaba iniciando la primavera y los días lindos aún no habían llegado. Las personas que todavía seguían en la casa de Federico (El chico que ofreció su hogar para juntarnos) me acompañaron amablemente hasta mi casa. Entre ellos estaba el mismo Federico, un grandulón de casi 1.90 de estatura, Florencia (Más conocida como Flor) una chica divertida y carismática, Emanuel y Franco, que también hacían bromas. Pero Flor se destacaba por su personalidad, y por ser un tanto boluda también jajaja.
Estábamos caminando por la carretera, no muy lejos de mi casa, cuando de repente uno de ellos dijo: "Chicos, ¡Saquémonos una foto!" no recuerdo quién lo dijo, la cuestión es que todos aceptamos la propuesta, pues una foto no venía nada mal y además todos éramos fotogénicos así que no era un problema para ninguno.
Nos detuvimos y nos preparamos para la foto. En ese momento, Flor me dijo: "Melany, ¡Mirá para allá!" yo quedé algo pensativa, pensando hacia dónde debía mirar y creo que hasta se los dije. Unos segundos después, los chicos comenzaban a reírse a carcajadas y yo no entendía nada, parece que Flor tampoco porque estaba confundida, entonces los chicos me explicaron que cuando Flor me dijo mirá para allá, señaló el lugar hacia donde debía mirar para que nos tomen la foto, gesto que yo no vi por ser ciega y eso fue lo que les hizo gracia a todos. Cuando me comentaron esto también me heché a reír, divertida por la situación. Flor se disculpó, me dijo que fue sin querer y yo le respondí que no había problema, que estas cosas suelen suceder.
Entre carcajadas y comentarios en broma a Flor por lo ocurrido, llegamos a mi casa y se marcharon cuando mis padres me hubieron recibido en la puerta. Desde ese momento, siempre había alguien que molestaba a Flor con el, "Melany, ¡Mirá para allá!" incluida yo. Y ese es uno de los mejores recuerdos que tengo de mis últimos años de secundaria.
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