Siempre me gustó cantar, aunque lo cierto es que en los últimos años le he dado más atención al tema. Viendo a otros cantar, fue como me di cuenta que quería ser cantante. Pero si quería ser una buena cantante, debía tener en cuenta la famosa vocalización y las técnicas vocales, básicamente hacer ejercicio para mejorar la voz, tener un buen vibrato, etc.
El año 2019 fue mi año sabático y mi idea era avanzar todo cuanto se pudiera con el canto. Siempre había sido autodidacta y me enorgullecía de ello, a quien engaño. Creí que si trabajaba en silencio y en base a lo que sabía, podía llegar a algún resultado e impresionar a la gente que quería impresionar. Así que me dedicaba a vocalizar durante 30, 40 o 50 minutos, y ocupaba ese mismo tiempo haciendo ejercicio. Más tarde me di cuenta que estaba cometiendo un fatal error al hacer eso, pero en ese momento no lo sabía. Comenzó a dolerme la garganta, esto ocurrió como en 3 ocasiones cuando pretendía triunfar en mi meta del Canto. Eso empezó a afectarme también porque sentía que de esa forma me retrazaba aún más, y lentamente empecé a sentir una frustración en mí, me atrevería a decir que decepción porque yo no esperaba que el maldito dolor de garganta se interpusiera en mis planes.
En julio o agosto (No lo recuerdo bien) una parte de mí se cansó y dije: "Basta, ya tuve suficiente". Perdí el insentivo para vocalizar e incluso hasta para cantar, porque tenía esa paranoia de que me volvería a dar dolor de garganta. Y además, ¿Para qué tanta exigencia si no iba lograr mi objetivo? Honestamente, no sentía que lo estuviera logrando en ese momento. Entonces dejé de lado el tema del Canto, era algo que me hacía daño: Con sólo pensar en ello me ponía mal, me sentía muy ansiosa y no sabía que hacer. Decidí alejarme sobre todo lo que tuviera que ver con esa disciplina.
Estuve frustrada y un tanto pesimista por algunos meses, hasta que la vida me puso en mi camino a una chica que tenía muchas cosas en común con mi persona. Sentía que era el reflejo de mí, que muchas cosas por las que estaba pasando esa joven yo ya las había atravesado, e hice todo lo posible para ayudarla hasta donde se pudiera. En noviembre estuve reflexionando mucho y me di cuenta que esas similitudes entre ambas, había activado algo en mí que yo no había podido activar por mi cuenta: Una luz de esperanza con respecto al canto. Sentí que algo dentro de mí se iluminaba, como si de una lámpara de cuarto se tratase, y sentí el impulso de volver a retomar lo del Canto como corresponde: Mandar mis demonios a su lugar y darle con toda esta vez. La vida también me demostró que cada una debía seguir su camino, así que tuve que decirle adiós a esa amistad. Sin embargo, algo bueno que rescato de todo esto es el destello de luz que ella inconscientemente me dio, y que lo cierto es que lo necesitaba.
Fue así como en diciembre me preparé para lanzar el Cover Rock de Decoremos los salones, y sin darme cuenta, había logrado uno de mis objetivos, eso me alivió y me sirvió de insentivo para continuar con esta cosa tan maravillosa como lo es el canto, y el arte de la música. Me di cuenta que me sentía más relajada y satisfecha conmigo misma, y no me volvería a sobreexigir como antes.
Reflexión: A veces las cosas se demoran tiempo en llegar o cumplirse, pero esos tiempos hay que respetarlos y saber esperar. No te fuerces a ti mismo o al destino, porque eso te atrasará más en tu objetivo y te impedirá ser feliz y disfrutar cada momento. Vive el presente, disfrútalo al máximo, y no olvides que si perceveras en esta vida, triunfarás en el futuro.
MSG Studios
Una luz para poder continuar con mi camino al éxito
Siempre me gustó cantar, aunque lo cierto es que en los últimos años le he dado más atención al tema. Viendo a otros cantar, fue como me di cuenta que quería ser cantante. Pero si quería ser una buena cantante, debía tener en cuenta la famosa vocalización y las técnicas vocales, básicamente hacer ejercicio para mejorar la voz, tener un buen vibrato, etc.
El año 2019 fue mi año sabático y mi idea era avanzar todo cuanto se pudiera con el canto. Siempre había sido autodidacta y me enorgullecía de ello, a quien engaño. Creí que si trabajaba en silencio y en base a lo que sabía, podía llegar a algún resultado e impresionar a la gente que quería impresionar. Así que me dedicaba a vocalizar durante 30, 40 o 50 minutos, y ocupaba ese mismo tiempo haciendo ejercicio. Más tarde me di cuenta que estaba cometiendo un fatal error al hacer eso, pero en ese momento no lo sabía. Comenzó a dolerme la garganta, esto ocurrió como en 3 ocasiones cuando pretendía triunfar en mi meta del Canto. Eso empezó a afectarme también porque sentía que de esa forma me retrazaba aún más, y lentamente empecé a sentir una frustración en mí, me atrevería a decir que decepción porque yo no esperaba que el maldito dolor de garganta se interpusiera en mis planes.
En julio o agosto (No lo recuerdo bien) una parte de mí se cansó y dije: “Basta, ya tuve suficiente”. Perdí el insentivo para vocalizar e incluso hasta para cantar, porque tenía esa paranoia de que me volvería a dar dolor de garganta. Y además, ¿Para qué tanta exigencia si no iba lograr mi objetivo? Honestamente, no sentía que lo estuviera logrando en ese momento. Entonces dejé de lado el tema del Canto, era algo que me hacía daño: Con sólo pensar en ello me ponía mal, me sentía muy ansiosa y no sabía que hacer. Decidí alejarme sobre todo lo que tuviera que ver con esa disciplina.
Estuve frustrada y un tanto pesimista por algunos meses, hasta que la vida me puso en mi camino a una chica que tenía muchas cosas en común con mi persona. Sentía que era el reflejo de mí, que muchas cosas por las que estaba pasando esa joven yo ya las había atravesado, e hice todo lo posible para ayudarla hasta donde se pudiera. En noviembre estuve reflexionando mucho y me di cuenta que esas similitudes entre ambas, había activado algo en mí que yo no había podido activar por mi cuenta: Una luz de esperanza con respecto al canto. Sentí que algo dentro de mí se iluminaba, como si de una lámpara de cuarto se tratase, y sentí el impulso de volver a retomar lo del Canto como corresponde: Mandar mis demonios a su lugar y darle con toda esta vez. La vida también me demostró que cada una debía seguir su camino, así que tuve que decirle adiós a esa amistad. Sin embargo, algo bueno que rescato de todo esto es el destello de luz que ella inconscientemente me dio, y que lo cierto es que lo necesitaba.
Fue así como en diciembre me preparé para lanzar el Cover Rock de Decoremos los salones, y sin darme cuenta, había logrado uno de mis objetivos, eso me alivió y me sirvió de insentivo para continuar con esta cosa tan maravillosa como lo es el canto, y el arte de la música. Me di cuenta que me sentía más relajada y satisfecha conmigo misma, y no me volvería a sobreexigir como antes.
3 replies on “Una luz para poder continuar con mi camino al éxito”
Yo tambi´en soy cantante y eso que dices es verdad
Claro, a cualquiera le puede ocurrir. ¡Que genial que seas cantante!
sii asi es, cantante, y dentro de untiempo m´´as cantante cayejera, estoy tomando clases de canto